El bienio progresista:
Este periodo está caracterizado por el esfuerzo del gobierno por modernizar la nación y sacarla de su atraso secular tanto en materia económica como social. En este periodo se elabora y aprueba la constitución, convirtiéndose en una de las más avanzadas de la época. La nueva constitución supone el primer enfrentamiento grave con la iglesia, que no la acepta.
Se aborda la reforma del ejército, con el fin de mejorar su grado de eficiencia. Se aborda la reforma agraria. Se concede el estatuto de autonomía a Catalunya y más tarde a otras regiones. Se mejoran las condiciones laborales y los salarios. Se crean numerosas escuelas y se fomenta la alfabetización.
Todas estas reformas encuentran una importante oposición por parte de los poderes oligárquicos del país. El ejercito, la iglesia, el gran capital y las fuerzas conservadoras y monárquicas ven peligrar su tradicional estatus preponderante y se oponen por todos los medios a su alcance a este progreso.
Así la Republica sufre en agosto de 1932 un frustrado intento de golpe de estado, dirigido por el general Sanjurjo y respaldado por las fuerzas antirrepublicanas y la iglesia.
La situación económica internacional está marcada por la crisis mundial de 1929 y esto viene a agravar los problemas económicos de la Republica. Esto lleva a que unido a todo lo anterior las reformas se desarrollen de forma lenta, lo que provoca rechazo por parte de los jornaleros, campesinos y obreros decepcionados, por los progresos reales frente a las expectativas que el nuevo régimen creó
jueves, 12 de junio de 2008
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